La Navidad es uno de los periodos de comidas copiosas más temidos. Después de las múltiples comidas y cenas con familia, compañeros de trabajo y amigos, entre otras, llega el arrepentimiento. Como si, de repente, los excesos del alcohol, tabaco y/o grasas saturadas pasaran uno por uno por nuestra cabeza. Como una película a cámara lenta para recordarnos que en algún momento hemos bajado la guardia. Y, es que, se trata de una de las épocas en las que, inevitablemente, más descuidamos la alimentación. Pero tampoco hay que castigarse toda la vida por ello, y existen formas de volver a activar el cuerpo y limpiar el organismo, para acabar con los excesos.